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El Banco Central de Chile

Desde su creación el 22 de agosto de 1925, el Banco Central es la única entidad encargada de poner dinero en circulación en nuestro país; por eso se le conoce como “el Instituto Emisor” y su historia se vincula directamente con la historia de los billetes y monedas de Chile. El Banco abrió por primera vez sus puertas al público el 11 de enero de 1926

El objetivo principal era velar por la estabilidad del valor de la moneda y, en segundo término, regular el circulante de acuerdo con las necesidades del mercado monetario. Para ello se asignaba al Banco Central el monopolio de la emisión de billetes.

El ejercicio de las facultades del Banco Central fue cambiando a través del tiempo; en la actualidad, desde 1989, su funcionamiento es regido por la Ley Orgánica Constitucional 18.840, que le da autonomía y le asigna el rol de cautelar la estabilidad del valor de la moneda y velar por el normal funcionamiento del sistema de pagos.

Importancia de los objetivos del Banco Central

Que el valor de la moneda se mantenga estable, significa que los precios permanezcan estables a través del tiempo y por consiguiente, la inflación será baja y sostenible en el tiempo. De este modo, las personas podrán comprar más o menos los mismos bienes y servicios con un monto similar de dinero, en el transcurso del tiempo. Esto facilita la toma de decisiones en inversión y consumo de los distintos actores de la economía. Por esta razón, se dice que el Banco Central es el guardián del peso chileno. A partir de 1999, el Banco, en el marco de una Política Monetaria de metas de inflación, se ha comprometido a mantener una inflación baja y estable, en torno a 3%, y así lo ha logrado la mayor parte del tiempo.

Que el sistema de pagos interno funcione normalmente, implica que las empresas y las personas puedan realizar transacciones con tranquilidad y que los instrumentos que facilitan transacciones en la economía (circulante, cheques, etc) sean confiables, así como también, que exista suficiente dinero y crédito en la economía para cubrir los requerimientos del quehacer económico. De igual modo, para el sistema de pagos externos, significa evitar que, por problemas de financiamiento, se interrumpan transacciones entre extranjeros y residentes.

Dirección y administración superior del Banco Central

La autonomía del Instituto Emisor tiene rango constitucional, conferida por la actual Constitución Política de Chile, que lo define como “organismo autónomo, con patrimonio propio, de carácter técnico”. Es decir, el Banco Central es independiente del gobierno en la toma de decisiones, y en general, en todas sus tareas. Ello otorga garantías para que desarrolle su labor libre de presiones políticas y corporativas.

La dirección del Banco Central es ejercida por un Consejo conformado por 5 Consejeros, cuyo cargo tiene un período de diez años de duración. Cada Consejero es propuesto por el Presidente de la República y debe ser aprobado por el Senado. Dentro de los Consejeros el Presidente de la República designa al Presidente del Banco Central.

¿Cómo controla la inflación el Banco Central?

El Banco Central controla la inflación fijando la tasa de interés que les cobra a los bancos comerciales, cuando requieren préstamos para cubrir sus operaciones. Esta tasa se conoce como Tasa de Política Monetaria (TPM) y se define en las Reuniones de Política Monetaria (RPM) que se celebran ocho veces al año y cuyo calendario se publica con anticipación en el sitio del Banco Central.

El llamado “Instituto Emisor” conduce su política monetaria sobre la base de un esquema de metas de inflación y de flotación cambiaria. Este esquema incorpora el compromiso de utilizar los instrumentos para que, independiente del nivel actual de inflación, la inflación proyectada a un horizonte de dos años se ubique en 3%.

En consecuencia, si el Consejo del BCCh estima que la inflación proyectada a dos años será superior a la meta, la tasa de política monetaria (TPM) debiera subir, lo que incide en que las demás tasas de interés (por ejemplo, las que se cobran por los créditos y las que se pagan por los ahorros) aumenten. Cuando ello ocurre, las personas y las empresas tenderán a reducir el gasto y a pedir menos préstamos, y al mismo tiempo a ahorrar más. Así, la demanda y la oferta retoman su equilibrio, y las presiones al alza sobre los precios ceden. Este ejemplo también opera en el caso contrario. Es decir, si se proyecta que la inflación a dos años será inferior a la meta, la TPM disminuirá, lo que fomentará el gasto y aumentará los precios.

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